lunes, 24 de diciembre de 2012

Los Marañones: Historias sin Principio ni Final



Los Marañones acaban de estrenar disco y, aunque está a la venta en tiendas, lo mejor es que lo han subido a bandcamp para escucharlo gratuitamente y poder valorarlo antes de comprarlo. Y desde el principio tuve muy claro que se trataba de un disco que merecía la pena tener entre las manos. 

Con Historias sin Principio ni Final, Los Marañones vuelven a hacer, ante todo, un disco lleno de grandes canciones, algo que pude apreciar ya desde su primera escucha. Y es que no deja de sorprenderme que, después de tantos años y tantos discos a sus espaldas –veinticinco y doce respectivamente–, siguen maquinando esas originales canciones, preciosistas y pegadizas, como sólo muy pocos saben hacer.  

Sin perder su inconfundible sonido y estilo, esta vez se han lanzado con un disco que, en cierto modo, rompe con la línea de sus últimos trabajos. No se trata en absoluto de un brusco cambio de rumbo, sino más bien de una ligera corrección del mismo, pues rescata los mejores aspectos de su anterior LP, Tipos Raros, a la vez que se abandonan los experimentos y las trivialidades, en música y letra, de otras veces, para afrontar en esta ocasión un trabajo que transmite honestidad y madurez a raudales, gracias a una música directa y sincera. Abundan las guitarras acústicas y encontramos un mayor número de destellos country que de costumbre, pero no sólo en cuanto a guitarras se refiere.

De hecho y, vocalmente hablando, es posible que estemos ante el mejor disco de Los Marañones. Miguel Bañón, además de haber realizado un magnífico trabajo con las guitarras, ha afrontado una encomiable labor ante los micros. No sólo vuelve con las dulces y sinuosas melodías a las que nos tiene acostumbrados, sino que sorprende con un trabajo coral con el que logra unas cálidas armonías que, por momentos, recuerdan a figuras míticas del country de los años 50 como Mary Ford o Jane Turzy, e incluso a Jeff Buckley en su faceta más soul. Y todo ello sin sobrecargar ni abusar, en su justa medida y en el momento preciso, contribuyendo a la honestidad que todo el disco transmite en su conjunto y dejando claro que no se trata de demostrar nada, sino simplemente de hacer buenas y emotivas canciones.

Como es habitual en casi todos sus discos, tampoco faltan aquí unos cuantos temas a medio tiempo, de corte intimista y especialmente cargados de melancolía y emoción, a la altura de su ya mítico Cruzando las Galaxias, todo un himno que incluso ha dado lugar a la creación de un musical.


En conclusión, un disco de rock and roll que quiere volver a las raíces, no sólo del rock, sino del propio grupo, dejándose notar aquí cómo su extensa y prolífica trayectoria ha representado una influencia para ellos mismos. Además, han prescindido de los habituales arreglos de viento –exceptuando la armónica de Miguel–, así como de las también frecuentes colaboraciones externas. De esta forma nos presentan un disco más purista y sencillo –sólo en apariencia– fruto de la experiencia y la madurez de casi tres décadas, en el que ejecutan de forma magistral un rock con aires de country folk americano y pinceladas de blues, jazz, soul, swing, ragtime, psicodelia e incluso gospel, y en todo caso, mucho, mucho "feeling".

Y como pequeña muestra de este "feeling", enlazo además el tercer corte del disco, Otro verano lento, cuyo comienzo bien podría valer como "ringtone" y que un servidor no se ha podido resistir a ponérselo ya en el móvil.


2 comentarios:

Sebastián Hernández dijo...

Es un blog prometedor, querido amigo. Felicidades y un abrazo. Bienvenido al mundo bloguero.

El músico prejubilado dijo...

Gracias, amigo. Un abrazo.